14 de julio de 2006

San Francisco el Grande




Situada en el número 11 de la Plaza de San Francisco se encuentra la iglesia del antiguo convento de Jesús y María, más conocido con el nombre de San Francisco el Grande. Según la tradición, el convento -de religiosos franciscanos observantes- fue fundado por el propio San Francisco de Asís en el año 1217 sobre una ermita anterior dedicada a Santa María.

Tras el establecimiento de la Corte en 1561, San Francisco el Grande se convirtió en uno de los edificios religiosos más importantes del Madrid del Antiguo Régimen; en él se situó la sede de la Obra Pía de Jerusalem, y además estuvo estrechamente vinculado a la Casa Real, ya que en él solían celebrarse numerosas ceremonias reales.

En 1808, durante la Guerra de Independencia, parte de las tropas de Murat se acuartelaron en el convento y desalojando a los frailes. En un primer momento, José I pensó en destinar el edificio a Salón de Cortes, aunque al final, por Decreto de 3 de marzo de 1812 acabó convirtiéndose en hospital.

Tras la guerra los franciscanos retornaron al convento y residieron en él hasta la desamortización de Mendizábal en 1836, año en que fueron expulsados y su iglesia cerrada al culto. En este contexto, el edificio pasó a manos del Patrimonio Real y en 1837 se intentó convertir en Panteón Nacional. Al año siguiente se destino a cuartel de infantería y su iglesia se volvió a abrir al culto, en donde siguió estando la Junta Protectora de la Obra Pía de Jerusalén, que pasó a depender del Estado.

En 1869, el Gobierno Provisional volvió a retomar la idea de convertir el templo en un Panteón Nacional y a él se trasladaron los restos de insignes personajes de la historia de España como los de Alonso de Ercilla, Garcilaso de la Vega, el Gran Capitán, Quevedo, Ventura Rodríguez, o los del Almirante Gravina entre otros. No obstante, en 1874 se abandonó la idea del panteón, y poco a poco los restos fueron volviendo a sus antiguos emplazamientos

La Iglesia continuó perteneciendo al Patrimonio Real hasta 1926, año en que Alfonso XIII la devolvió a los franciscanos. Tras una nueva consagración el 8 de noviembre de 1962 el templo cambió la advocación a Nuestra Señora de los Ángeles, convirtiéndose en Basílica menor.

En cuanto al edificio, a lo largo de su historia ha sufrido numerosas restauraciones y modificaciones. En 1760 los frailes decidieron agrandar el templo, por lo que se procedió al derribo del anterior. El proyecto de la nueva iglesia fue encargado a Ventura Rodríguez en 1761, auque fue deshechado al decidirse los frailes por otro de Fray Francisco Cabezas y redactado por José de Hermosilla. El nuevo proyecto consistía en la construcción de un gran templo circular rodeado de siete capillas y cubierto por una gran cúpula de 33 metros de diámetro. A Cabezas, le siguieron en la dirección de la obra Antonio Plo y Francisco Sabatini en 1776, quien culminó la realización del proyecto.

En 1878, a expensas de Cánovas del Castillo, el templo fue objeto de una profunda renovación volviéndose a abrir al público el 24 de enero de 1889. Destaca la rotonda, circundada por las estatuas marmóreas de los doce Apóstoles, debidas a los escultores Martín, Vallmitjana, Samsó, Bellver, Suñol, Gandarias, Benlliure y Moltó. Pero la principal aportación artística de la reforma fueron las pinturas realizadas por los más insignes artistas españoles de la época como Casto Plasencia, Casado del Alisal, Martínez Cubells, Domínguez, Bayeu, Jover y Ferrant. Además, el templo fue enriquecido con suntuosas sillerías procedentes de conventos desamortizados; destaca la magnífica sillería coral procedente del antiguo convento de Santa María del Parral de Segovia (situada en la capilla mayor), así como la sillería de la Sala Capitular del Monasterio del Paular.

Posteriormente, el templo ha vuelto a ser restaurado en varias ocasiones permaneciendo cerrado durante varias décadas.

Actualmente San Francisco está abierto al público desde noviembre de 2001, fecha en que se acabó la última restauración.

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